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Adelgazantes ¿Funcionan?

Llega la primavera, y con ella la temida ‘operación bikini’ y nos encontramos con que, en vez de acudir a un profesional de la salud como son los nutricionistas para perder peso, acudimos a internet, a los herbolarios o a las farmacias sin informarnos antes. Y como nos parece que tenemos muy poco tiempo caemos en las redes de los adelgazantes, ya sean ‘naturales’ o no.

Para empezar me gustaría señalar que el motivo que nos lleva a querer perder peso no debería ser la apariencia física, sino nuestra salud. Que quien mejor puede determinar si debemos perder peso o no, y en caso de necesitarlo cuántos kilos, es un profesional de la salud. Si no, es bastante probable que estemos tirando el dinero y dañando nuestro cuerpo al mismo tiempo. Pero vamos a entender un poquito mejor el tema del sobrepeso, la obesidad y lo que más suele preocupar a la gente, la grasa, ese “michelín” que tan difícil es de bajar.

Multitud de estudios han puesto de manifiesto en las últimas décadas lo peligroso que puede ser para nuestra salud tener sobrepeso u obesidad. Ésta última está asociada a alteraciones metabólicas como resistencia a la insulina (pre-diabetes), hígado graso no alcohólico, dislipemia (niveles altos de triglicéridos, bajos niveles del “colesterol bueno” y niveles altos del “colesterol malo), etc.

Todo esto provoca daños en órganos como el hígado, el intestino, el músculo esquelético (los músculos con que nos movemos) y el tejido adiposo, es decir, la grasa que tenemos almacenada en nuestro cuerpo. En el caso del hígado, la grasa se acumula dentro de sus células, lo que provoca una resistencia la insulina en el músculo esquelético, aumentando así la glucosa en sangre. Además, en personas con hígado graso el éste órgano fabrica más grasas que en personas sanas.

Se considera que una persona es obesa cuando su Índice de Masa Corporal (IMC) es 30 o mayor y/o hay presente una acumulación excesiva de grasa corporal. El sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo para desarrollar otras enfermedades crónicas como la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.

El estudio del metabolismo y de la obesidad ha dado lugar a que conozcamos más sobre el tejido adiposo, que también está presente en personas sanas, lo que ocurre es que su función está alterada en personas obesas.

El tejido adiposo está formado por diversos tipos de células, como los adipocitos (células con gran actividad endocrina) y células inmunes entre otras. Cuando hay cambios en el metabolismo estas células tienen que adaptarse. Por ejemplo, en una persona es obesa, el tejido adiposo se atrofia ya que sus células aumentan de tamaño y no funcionan correctamente pudiendo provocar inflamación, afectación del sistema inmunológico, aumento en el almacenamiento de grasa y provocando depósitos de grasa en órganos como el hígado, el músculo y el páncreas entre otros problemas.

Por todo ello el tratamiento de la obesidad y el sobrepeso no es nada fácil. Requiere lidiar con muchos aspectos distintos como son la dieta, el cambio de hábitos alimenticios y de estilo de vida, en algunos casos tratamiento farmacológico, psicológico e incluso a veces cirugía bariátrica.

Pero en condiciones en las que una persona sana quiera bajar unos cuantos kilos suele ser suficiente con tener hábitos alimentarios saludables y realizar ejercicio físico. No es necesario ‘hacer dieta’ a base de menús establecidos midiendo los gramos, comer lechuga y una pechuga de pollo a la plancha a mediodía y cenar yogur y fruta. Eso no nos lleva a ningún lado, para empezar porque no es sostenible, y en el caso de que consigamos llevarla a cabo al ser tan estricta sufriremos el efecto rebote en cuanto volvamos a nuestra alimentación habitual, y además nos estaría llevando a perder muchos nutrientes.

Por supuesto tampoco debemos caer en la engañifa de las dietas depurativas, las dietas detox o cualquier otra pamplina que salga en las revistas de moda como la paleo, la Atkins o la locura de hacer enemas de café que Gwyneth Paltrow se ha sacado de nose donde. Pero para ahondar más en ello teneis este post.

En lo que yo me quiero centrar esta vez es en las pastillas adelgazantes, más concretamente los famosos "quemagrasa". Si os quereis ahorrar un rato de leer os lo digo ya: la mayoria son una estafa y los pocos que funcionan tienen efectos secundarios importantes.

Hay muchos tipos distintos de adelgazantes en el mercado, pero los más famosos son: los supresores del apetito, los captadores de grasa y los mal llamados "quemagrasas" o aceleradores del metabolismo. Pueden presentarse como medicamento o como suplementos dietéticos a base de componentes "naturales". Estos últimos al no ser considerados un fármaco también pueden ser peligrosos ya que no tienen que pasar estudios clínicos, pueden interaccionar con medicamentos o pueden incluir en su composición sustancias no declaradas ya que no tiene que pasar los mismos controles de seguridad que las medicinas.

Con respecto a los medicamentos para bajar de peso y/o grasa corporal pocos han demostrado cierta eficacia (no en todas las personas), pero sólo deben ser tomados bajo receta médica ya que sus efectos secundarios pueden ser peligrosos. Por supuesto sólo consiguen algún efecto cuando acompañan a una dieta saludable y a ejercicio físico.

Los primeros medicamentos anti-obesidad que aparecieron a este respecto fueron estimulantes del metabolismo compuestos principalmente por hormonas tiroideas pero sus efectos secundarios llegaban a ser mortales, generalmente por afectación del corazón. Después se empezaron a utilizar derivados de las anfetaminas que ademas de ser adictivas provocaban problemas cardíacos. Así, fueron experimentando con otros compuestos que suprimían el apetito o reducían la absorción de la comida en el intestino, pero los efectos adversos siempre suponían graves problemas para la salud hasta que encontraron medicamentos cuyos efectos secundarios sólo eran graves si se consumían durante largos periodos de tiempo (unas 12 semanas).

Aquí os dejo algunos de los más conocidos que se utilizan actualmente, que tienen una base científica y están regulados, por tanto sólo deben tomarse bajo receta médica.

-Supresores del apetito: Algunos de estos fármacos actúan a nivel neuronal (en el sistema nervioso central) en el centro regulador del apetito y otros actúan como saciantes.

  • Lorcaserin(Belviq): Actúa en los receptores de serotonina del cerebro. Entre sus efectos secundarios se encuentra el estreñimiento, boca seca, dolor de cabeza, nausesas, mareos, sensación de cansancio etc. Puede interactuar con medicaciones contra la depresión y la migraña.

  • Fentermina: Es un derivado de las anfetaminas que actúa en el sistema nervioso central. No debe tomarse durante más de 2 semanas ya que provoca hipertensión, no puede tomarse con anestésicos e interacciona con otros medicamentos como la insulina.

  • Fentermina-piramato (Qsymia): Tiene los efectos de la fentermina y además no debe utilizarse en personas con hipertiroidismo. Otros de sus efectos son la alteración en el sabor de las comidas, cambios de humor, problemas de sueño y alteraciones cardiacas y renales.

  • Liraglútido (Saxenda): Esta sustancia imita a una hormona que se libera en el intestino encargada de reducir el apetito. Ha demostrado reducir el peso en personas con diabetes (ya que actúa estimulando la liberación de insulina) pero debe tomarse bajo el control de un médico y también tiene efectos secundarios como vómitos y diarrea.

-Captadores de grasa:

  • Orlistat (Xenicall, Alli): Es un inhibidor de la lipasa, la enzima encargada de ‘digerir’ las grasas presente en el intestino. Este fármaco , al no permitir la digestión de las grasas procedentes de la dieta, disminuye su absorción. Es uno de los fármacos que menos problemas genera, pero no esta exento de ellos. Provoca diarrea, gases y puede dar lugar a que se reduzca la absorción de vitaminas, minerales y otros nutrientes importantes.

-’Quemagrasas’:

  • L-Carnitina: La función de este aminoácido en el organismo es la de transportar los ácidos grasos (las unidades de las que se componen las grasas de nuestra dieta) hacia la parte de la célula que se encarga de romperlos para utilizar su energía, la mitocondria. Es decir, es la encargada de facilitar la oxidación de grasas en las células, por eso nos la quieren vender como "quemagrasas". Pero para que esto ocurra, debemos estar realizando ejercicio físico con una intensidad y duración adecuada, de lo contrario la L-Carnitina no realiza su función y estaremos tirando el dinero. Además no debemos excedernos en los suplementos basados en proteínas y/o aminoácidos ya que pueden afectar a nuestro organismo, más concretamente al hígado y al riñón.

  • Cafeína: Diversos estudios han demostrado que la cafeína estimula el uso de grasas para obtener energía en las células por diversas vías, más aún si se combina con otros estimulantes del metabolismo. En otros estudios también se ha observado que reduce la acumulación de grasa corporal. ¿Quiere decir esto que sentados en la oficina comiendo lo que queramos, llevando una vida sedentaria y bebiendo café vamos a adelgazar? Rotundamente NO. Como en el resto de fármacos y sustancias que hemos ido viendo, la cafeína no va a hacernos adelgazar y perder grasa corporal si no la acompañamos de unos hábitos dietéticos saludables y de ejercicio físico.

Hay muchísimos otros suplementos basados en miles de extractos de frutas o incluso de alimentos como la cayena o la pimienta, ya que estos aumentan ligeramente nuestra temperatura corporal al ser picantes. Las sustancias que más presentes suelen estar son: el aloe vera, el piruvato, el aspartamo, el té verde… pero no tienen evidencia científica de que ayuden a bajar de peso.

Además pueden ser muy peligrosos ya que pueden contener altas concentraciones de fibra (en el caso de los suplementos que aumentan la saciedad para disminuir la ingesta), lo que puede ser contraproducente ya que, dependiendo del tipo de fibra pueden provocar o bien estreñimiento o bien gases y diarrea, lo que a su vez puede dar lugar a malabsorción de nutrientes y de agua. También pueden contener diuréticos, especialmente peligrosos en personas con problemas de riñón.

Y no sólo eso, al ser suplementos dietéticos y no fármacos, no tienen que pasar ciertos controles y pueden contener sustancias prohibidas como la efedrina (que se utiliza en el tratamiento del asma), la sibutramina (prohibida en EEUU por sus efectos cardiovasculares como el aumento de la presión arterial o derrames cerebrales), hormonas tiroideas (para estimular el metabolismo), esteroides, fluoxetina (el componente del fármaco Prozac, un antidepresivo), etc.

Por todo ello, no puedo hacer otra cosa sino insistir en que no confiéis en milagros, no existen. La única forma sostenible de adelgazar de forma correcta y sostenible en el tiempo es una combinación de alimentación saludable, ejercicio físico y dormir bien. Además estos suplementos no suelen ser para nada baratos y cualquier suplemento que se venda en internet o en las redes sociales probablemente sea incluso ilegal.

Como os digo siempre, que no os engañen ;)

Bibliografía:

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