Comer rápido: Obesidad, diabetes y problemas de corazón
- Elisa Huertas Ciórraga
- 6 nov 2019
- 2 Min. de lectura
Toda mi vida en casa, con los amigos, en la universidad la gente me ha preguntado cómo podía comer tan lento. No es algo que yo hiciera a propósito, no puedo evitarlo. Pero por suerte, la ciencia me apoya.
Todo el mundo se imagina que comer despacio es mucho mejor que comer corriendo, pero ¿por qué?
-Comer deprisa, digerir despacio. Tu estómago tiene que trabajar más: La digestión empieza en la boca. Ya en el colegio nos lo decían. Cuando masticamos más deprisa, la comida no se digiera tanto como debería antes de llegar al estómago. Los trozos de comida llegan con un tamaño demasiado grande a estómago, eso significa que los movimientos de contracción del estómago tienen que ser más fuertes y además tienen que liberar más ácido clorhídrico.
-Gases: Cuando comemos con prisa tragamos aire, provocando gases en el sistema digestivo y con ello una digestión más pesada (aún) y dolor de estómago.
-Más riesgo de desarrollar obesidad, diabetes tipo 2 y síndrome metabólico: Nuestro cerebro tarda entre 10 y 20 minutos en darse cuenta de que estamos llenos. Nuestro sistema nervioso necesita tiempo para recibir la señal de saciedad, con lo que ingerimos un mayor número de calorías.
Es decir, comemos más de lo que deberíamos con el riesgo de ganar peso y con ello de dar lugar a obesidad, diabetes y síndrome metabólico.
¿Síndrome metabólico? Consideramos que una persona tiene síndrome metabólico cuando presenta 3 o más de los siguientes factores: niveles altos de glucosa en sangre, niveles altos de triglicéridos en sangre, hipertensión arterial, exceso de grasa en a la altura de la cintura o niveles bajos de colesterol “bueno” (HDL) en sangre.
El síndrome metabólico, la obesidad y la diabetes son un factor de riesgo de problemas enfermedades del corazón e infartos.
-Reflujo gastroesofágico: Otro problema más. El contenido del estómago sube al esófago provocando ardor debido al ácido que contiene. El reflujo mantenido daña el ADN de las células del esófago y por tanto puede provocar la enfermedad conocida como Esófago de Barret y por tanto, cáncer.
Todo esto es incluso peor en personas que se han sometido a cirugías del estómago. Ellos pueden sufrir el síndrome de vaciado gástrico rápido, que puede dar lugar a náuseas, vómitos, diarrea, calambres abdominales y mareos.
Conclusión:
Comer deprisa puede provocar a largo plazo problemas cardiacos (además del estrés de tener que comer corriendo). Lo demuestra un estudio llevado a cabo en 2017 en Japón por la Asociación Americana del Corazón con más de 3.000 personas que demostró esta relación entre comer deprisa y el síndrome metabólico, y con ello problemas cardiacos.
Bibliografía:
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